jueves, 17 de septiembre de 2009

Clase 4



La “invención” de Leon Battista Alberti

II. Las cuatro fachadas más conocidas de Bianchi (El Pilar, Santa Catalina, el Cabildo de Buenos Aires y la Catedral de Córdoba) se pueden referir a la lámina XXIX del Libro IV del Tratado de Arquitectura de Sebastiano Serlio, comenzado a publicar en 1537. Ilustra el uso de los elementos del orden dórico en un esquema que no constituye ningún edificio determinado, sino como el mismo Serlio explica, “una demostración de muchas formas de haces o delanteras de edificios, así de templos como de casas y también de palacios, esto conforme a las costumbres que en tales obras se suelen hacer: y en semejantes lugares se puede pedir”. Consiste e un frente de templo dórico (o toscano) tetrástilo, de columnas sobre pedestales, apoyado contra un paño de muro en el que se abre un gran arco en coincidencia con el intercolumnio central, con nichos cimbrados y recuadros ocupando simétricamente los dos laterales.

La composición no es original de Serlio, sino uno de los esquemas felices que el Renacimiento italiano creó, incorporándolo por el uso frecuente, sin mayor escrúpulo, al patrimonio clásico. Así lo reconoce el mismo Serlio: “El alto deste frontespicio se desvía harto de los preceptos de Vitruvio ... Aunque de esta altura y proporción y aún más altos los he visto yo en los edificios antiguos ... Estos “edificios antiguos” son la infeliz expresión española del original l’antico, que se refiere, no como podría pensarse a la antigüedad grecorromana, sino a los grandes maestros del primer Renacimiento y del Renacimiento maduro que lo emplearon profusamente en sus obras.

Su creador fue Leon Battista Alberti. En la iglesia de Sant’Andrea de Mantua deja con él a la arquitectura clasicista, uno de los aportes más logrados de su reconocido genio (...)

Sobrón, Dalmancio: Giovanni Andrea Bianchi, un arquitecto italiano en los albores de la arquitectura colonial argentina, Corregidor, Buenos Aires, 1997

No hay comentarios:

Publicar un comentario